Bien ve ni dooooooooooossssssssssssss

Bienvenidos a mi blog. Todas las imágenes y los textos del blog son de mi única y absoluta autoría para el disfrute de quien sepa apreciarlo.

(Para quienes sólo quieran ver mis obras pictóricas, las encontraréis aquí http://raultamaritmartinez.blogspot.com.es/ )


sábado, 26 de noviembre de 2011

El sireno enamorado

En el agua, junto a unos arrecifes, mientras se bañaba, ella le vio bajo el agua. Un sireno espléndido, el sol refulgiendo en sus húmedas escamas.

El color dorado de sus cabellos y esos ojos grises y profundos la enamoraron instantáneamente.

El también se enamoró y muchos días nadaron juntos en las aguas frías de la costa.

Un día, ella le convenció con gestos de que saliera del agua. Lo cogió de la mano y lo adentró en la arena pedregosa de una solitaria cala.

Al llegar a un rincón acogedor él la miró un instante y lentamente cerró los ojos, abriendo y cerrando espasmódicamente las hendidas membranas del cuello.

Cuando hubo muerto asfixiado, ella acarició tiernamente su piel azul, su sexo de color verde esmeralda y después de posar un beso húmedo en su boca salada, con un cuchillo separó de los hombros la cabeza reclinada en su regazo. Arrastró el cuerpo al mar y le dijo adiós moviendo dulcemente los dedos de la mano.

En un bolso marrón con empedradura multicolor introdujo la cabeza agarrándola por los rizos dorados, sonrió y anduvo alegremente hasta su casa junto al acantilado, donde le aguardaba su magnífica colección de cabezas azules.

P.D.: Como podéis comprobar la imagen es para despistar jajaja.

El largo camino

Veo un camino que se pierde en el horizonte, justo donde cae herido el sol cada tarde. Y mis pies están recorriéndolo en solitario.

Detrás, he dejado partes de mí, aquí y allá. Esparcidas como hojas marchitas.

Miro mis manos y contemplo su vacío. No hay agua en sus palmas, no hay otras manos.

El viento me toca con sus fríos dedos la cara, y me arranca lágrimas muertas que ruedan huecas hasta mi boca.

Todo empezará de nuevo cuando dé un paso.

Todo acabará de nuevo cuando inicie otra vez el camino, solo.
¿Se puede morir de amor?, ¿se puede morir de desamor?

Tú contemplarás mi adiós en silencio. Tu rumbo… ya no coincide con el mío. Éste que andábamos juntos y que ya no compartes. Has roto tu amor por mí. Has roto mi amor por ti.

Parece muy triste y solitario el camino. Una vez más.
Pero ¿quién sabe? Quizás otra tú una a los míos sus pasos y vuelva a sentirme vivo.

Otra vez.

lunes, 3 de octubre de 2011

FROZEN WINGS

Antes de que llegue la noche eterna, mientras la tibia luminosidad de los atardeceres suaviza los bordes quebradizos del hielo sobre la tierra, la dureza de los vientos del norte golpea sin descanso la rígida figura que languidece prisionera del tiempo.
Algunas estrellas refulgen en el cielo, azules, como la hueca mirada del ángel, azules como sus alas sin destino, como sus dedos, en otro tiempo trémulos extendiéndose en el aire, esperando una mano que le arranque de su destierro.
Atrás quedaron los intentos por salvarla. Era menuda, era bella. Su risa recorría como un rayo las llanuras de escarcha cuando la alegría llenaba sus entrañas. Era la hija de la luz y de la noche, la hija de las nubes y las auroras.
Y la raptó una jauría de demonios que trotaba embrutecida por el mundo.
Nunca se volvió a saber de ella. El eco de sus carcajadas infantiles flotó en los corazones de quienes la quisieron durante décadas, hasta que el olvido la cubrió con tormentas de nieve sin fin.
Sólo su ángel permanece en pié, señalando el sitio donde el cuerpecito convertido en estrellas de plata dormía su sueño eterno. Su ángel, cuya profunda tristeza le llevó a arrancarse los ojos en pago por su fracaso.
El hueco de las cuencas era el vacío que su descuido había dejado en el fondo de su corazón. Y aún sigue esperando a quien enjugue las lágrimas heladas que recorren sus mejillas.
Ahora, que no es más que un ángel sólo, herido…, la sombra de un ángel sin alma.

Gracias a la inestimable colaboración de la gran ilustradora Alicia Tamarit (mi hija, para más datos :-D) que me ha cedido el uso de su bellísima obra Frozen Wings, y que además me ha sugerido la idea para el texto que le acompaña. ¡Muchos besos, artista!

martes, 12 de julio de 2011

El ascensor

Es algo cotidiano. Todos los días subo y bajo en el ascensor de mi finca.

Ocurrió hace unos días por primera vez.

Hay dos sótanos donde están los garajes.

A mediodía, subí con mi perro, un shihtzu, al ascensor. Como siempre pulsé el piso 35, se cerraron los paneles metálicos extensibles y vi cómo el botón 35 se apagó. Insistí varias veces pero el pulsador no me obedecía.

Entonces empezó el ascensor a ponerse en marcha y sentí una rara sensación en el estómago. Normalmente es un ascensor muy rápido. Pero en esta ocasión no subió. Descendió. Y el descenso fue extrañamente lento, muy ralentizado.

Mi perro me miró desde abajo con ojitos preocupados y yo me limité a hacerle un gesto tranquilizador.

Seguíamos bajando, muy lentamente.

Un -1 apareció en el visor. Y seguimos bajando. Yo empecé a sentirme algo nervioso y los gemidos de mi perro no ayudaban. Le chisté.

-No pasa nada.


Se lo decía a él. Me lo decía a mí mismo.

-2. El ascensor se detuvo.

Los paneles plegables se abrieron. La puerta del segundo sótano, pintada de rojo caldera, con un cristal biselado que dejaba adivinar si al otro lado había luz… o no, permaneció inmóvil.

Yo esperé que alguien abriera la puerta desde el otro lado, algún vecino que había dejado su coche y había pulsado, quizás, antes que yo la llamada del ascensor.

Pero nadie abrió la puerta, el cristal biselado de la ventanilla permanecía sumido en la oscuridad. “Al otro lado no hay nadie” pensé. Pulsé de nuevo el piso 35, puede que con más fuerza de la necesaria. Pasaron los segundos y no nos movíamos. Oí unos ruidos al otro lado. Me pareció un carro de la compra, como esos que hay en las grandes superficies, sin lubricar. Chocó contra algo, quizás una pared.

Apoyé la mano sobre la puerta para darle un empujoncito y ver si al cerrarse de nuevo el ascensor se ponía en marcha, pero sentí un temor irracional y me quedé con la mano en el aire. De repente la puerta plegable empezó a cerrarse. 

A golpes, con irritante lentitud. Y arrancó. Mi perro se movía inquieto por todo el ascensor. Empezó el ascenso. -1, 0, 1… por fin subíamos a casa.

No fue más que una anécdota. No hubo nada, no pasó nada. Y sin embargo…

Pero hoy ha vuelto a pasar. He vuelto del trabajo muy tarde. Las luces de la ciudad están iluminando las vidas y milagros del mundo. Muy cansado, con muchas ganas de llegar a casa y relajarme.

He pulsado como siempre mi piso, el 35. El ascensor ha iniciado su marcha con un sobresalto y ha empezado a bajar. No podía creérmelo. “Esta vez tiene que ser un vecino. Seguro” He pensado.

Volvía a ocurrir. Bajaba muy, muy lentamente. -1, -2. Golpe. Se detuvo. Se plegaron los paneles. La puerta roja apareció a mi vista. Nadie abría. Al otro lado del cristal, oscuridad. De repente un aullido. O me pareció un aullido. Unas risas nerviosas y un grito. Empecé a sudar. Golpeé el pulsador 35, una y mil veces. El ascensor seguía allí parado, sin hacer caso a mis órdenes. Alguien pasó por delante del cristal.

-¿¡Hay alguien ahí!?

Risas.

Un ruido estremecedor recorrió la otra parte de la puerta como unas uñas que la arañaran y se rompieran por el camino.

-¡joder!

Una tenue luz amarillenta se quedó pegada al cristal de la puerta y di un salto hacia atrás. No era una luz: parpadeó. Era un ojo enorme, el iris vertical giraba sobre sí mismo y se detenía. Enseguida desapareció entre ruidos de arrastre. No había sitio en el puto ascensor para esconderse ni huir. Intenté agarrar los paneles y obligarles a cerrarse, para poner una barrera entre lo que fuera que había al otro lado y yo. Pero me retiré de repente. La puerta roja se estaba abriendo, apenas una rendija. Ahí no pude aguantarlo más y grité. No me oí, pero estoy seguro de que grité. Los paneles por fin se empezaron a cerrar. El ascensor subió lentamente hasta el entresuelo y adquirió la velocidad acostumbrada hasta mi piso.

Aún estoy temblando, con la mano en el teléfono, decidiendo si llamar al 112 o dejarlo correr. Quizás sólo ha sido fruto de mi imaginación.

Lo auténticamente jodido será que no creo que suba al ascensor sólo nunca más. O subir y bajar por las escaleras. ¿Qué si no? Mi perro me está mirando y ha tragado saliva. Creo que ha adivinado lo que estoy pensando.


Tomatltiuacán

Recogían tomates. Cientos, miles, millones de tomates.

Un día se dieron cuenta de que los tomates enrojecían sus manos, sus caras. Después vieron cómo la piel se les secaba, cómo los huesos afloraban a la superficie, cómo las cuencas de los ojos se les vaciaban.

Por fin, sobrevenía la locura y la muerte.

Mientras tanto, los tomates resplandecían al sol, brillando con su embrujo en los ojos enfermizos de los humanos.

Los tomates se multiplicaban extraordinariamente. Los que habían sido ya arrancados de las ramas crecían, evolucionaban, alimentándose de la sangre que absorbían a sus antiguos enemigos.

Así fue cómo los humanos fueron dominados y así es como nuestra raza sobrevive hasta hoy.

(Extractado de "Lección de Historia para brotes y esquejes")

Me pasaba muy a menudo y me creaba cierta desazón. Cuando estaba cerca de ella mi piel reverdecía con húmedas gotitas surcándome la cara. ¡Era tan hermosa! Tan redondita, con esa tonalidad bermeja llena de salud y juventud que reblandecía mis semillas como barro bajo la lluvia. El corte de mi tallo y sus pedúnculos vibraban, temblaban, se erizaban cuando mi amada frotaba su cuerpo con el mío. Pero la pasión desbocada, en ocasiones, no nos lleva a nada bueno. Ya me lo decía mi madre. ¡Controla tus instintos hijo mío! Pero no pude. Le dí un abrazo tan efusivo que, mi amor, mi gran amor, me explotó en la cara cubriéndome por completo de pulpa. Aproveché, entre sollozos, para relamerme sus restos y guardar para siempre un ácido y sentido recuerdo de ella. ¡Chop!


lunes, 11 de julio de 2011

El asesino

El compositor estrujó el cigarrillo contra el cenicero hasta conseguir apagarlo por completo y respiró profundamente la última espiral de humo que avanzaba lentamente en su ascensión. Se dio ánimos a sí mismo y estirándose la chaqueta empezó a andar entre dudas que le hacían sudar a cada paso.

Entró en la habitación. El "Requiem" sonaba llenando todo el espacio.

Su mujer se encontraba desnuda, tumbada sobre las sábanas revueltas. Se incorporó asustada cubriéndose instintivamente al ver la cara desencajada de su marido.

El músico saltó sobre ella. 

Todavía poseído por la ira, arrojó al suelo el cuchillo que hacía unos segundos buscaba incansable el amor traicionado.

Se dirigió a la puerta y giró la cara para mirar por última vez su cuerpo sin vida. La música parecía retumbar en las paredes.

Salió de la habitación con parsimonia, entró en la biblioteca, sacó del primer cajón de su mesa de trabajo un revólver y tanteó suavemente el gatillo con el dedo índice. Alzó la pistola hasta la altura de sus ojos. Ni siquiera se preocupó de apuntar bien. Y sin apenas pensarlo, con los ojos muy abiertos, disparó: una, dos, tres, hasta cuatro veces, y el cristal del retrato saltó hecho pedazos en el aire.

Con los ojos humedecidos de rabia y el olor a pólvora embotando sus sentidos se regodeó del resultado de su acción. Entre cristales rotos, con el "Requiem" aún tronando, le miraba el aborrecible retrato del gran Wolfgang Amadeus Mozart: el invencible amante de su esposa.

(¿Hola? Perdón por entrar en el tema. No puedo hablar muy alto, ¿me escuchan? Vamos a ver, comento. Una vez eliminada la parte emocional del asunto, me parece que el tío está muy grillao... sí, ¡el marido! El complejo de inferioridad respecto a un genio de la música, inalcanzable, y sobre todo ¡muerto hace cientos de años! es el auténtico desencadenante de una acción tan brutal. Y digo yo, ¿porqué te has dedicado a la música? ¿porqué no te has metido en el mundillo del hampa para así poder dar rienda suelta a tus fobias, a tus desequilibrios mentales? No señor, no. Te casas, con una melómana, sin comprobar antes que tienes un competidor insuperable, y encima la culpabilizas y la matas, ¡con saña! ¿Y el después? ¿Has pensado en la recogida? ¡Claro! ¡La de los cristales, la sangre, la ropa, las sábanas, la leche, las hostias? Bueno, la leche no. En todo caso la malaaaaaaa. A propósito. Decidle al dibujante que se ha confundido. La mata en la habitación con un cuchillo y lueeeeego mata a "Mozart" en la biblio con una pistola. Si no es así, corregidme. ¿Y que quién soy yo? Jajaja, joder, ¡pues el amante de verdad, el de carne y hueso que sigue meado encima y debajo de la cama cagaadoo de mieeedooo!)

Autor: Raúl Tamarit Martínez




viernes, 17 de junio de 2011

La guitarra dormida

La guitarra dormida

Eleanor no era joven. Los grandes amores, los amores eternos del “siempre te amaré” acabaron marchitos como flores en un jarrón olvidado.

Aquel atardecer tocaba en su guitarra viejas melodías que ella misma compuso y que nadie llegó a escuchar, protegida bajo un frondoso árbol, en lo alto de la loma. 

El otoño cortaba uno a uno los tallos de las hojas que caían sobre ella en cálidas espirales que los rayos del sol irisaban en un festival de luces. Desde allí veía su casa, edificada entre una espesa vegetación. Le esperaba un ramillete escogido de fieles amigos que acudieron a su llamada.

Caminó lentamente y cuando llegó hasta el jardín, todos la rodearon en silencio. Los había convocado para asistir a un evento muy especial: el funeral de su guitarra. Cogiéndola firme por el mástil, la acostó sobre el túmulo de piedra levantado frente al pozo, decorado con guirnaldas de rosas rojas.

Merecía su propio ritual. Había sido su fiel compañera desde el día en que su padre se la puso en los brazos como a un recién nacido, sin saber que en ese momento la renacida sería su propia hija.

Todos elevaron sus copas en señal de respeto y esperaron a que la anfitriona apurara el champán para secundarla sin pronunciar palabra.

Eleanor apartó con sus pies descalzos las hojas muertas del jardín en su camino hasta el portal de la casa, cruzó el zaguán y subió las escaleras hasta el ático abuhardillado. Allí le esperaba su joven amante, tembloroso. Se sentó a su lado, a espaldas de la ventana por la que entraba el sol del atardecer.

A contraluz, Eleanor le hizo al muchacho un gesto convenido y él, con la cabeza gacha, sollozando, sacó el cuchillo de su funda de cuero. Con mano trémula cortó las delicadas muñecas de Eleanor profundamente. Después, unió sus labios repletos de lágrimas a los de ella, que se tornaban pálidos por segundos, como si transmutaran en nube, o en ceniza, o en alma que se desvanece.

La sangre caía a borbotones empapando los tablones a sus pies. Recorrió como una cascada escarlata la escalera y anegó el jardín, arrastró hojas multicolores, pétalos indolentes. Los asistentes contemplaron con estupor cómo aquel afluente carmesí ascendía por las paredes del túmulo donde la guitarra dormía, donde el viento tañía caprichosamente los bordones poniendo banda sonora a la muerte de la tarde…, a la muerte de Eleanora y su mundo... a la muerte del amor eterno.


Autor: Raúl Tamarit Martínez

martes, 7 de junio de 2011

La carta

Desde que empezó la mili repite la pregunta:
-¿Tengo carta colega?
No la espera de nadie en concreto, de nadie en especial. Pero él lo ha convertido en una rutina.
-Hoy no César.
Otro día entra con pasos cansados en el pabellón, arrastrando las botas deshebilladas de manera indolente. Vuelve a preguntar con voz nasal:
- ¿Me han traído carta, colega? - fingiendo indiferencia, serio, mientras desbarata el montón buscando su nombre.
- No, creo que no.
Cuando acaba, el vacío vuelve a llenar sus pupilas.
- ¡Buá!! - dice, y se aleja moviendo la cabeza como un viejo péndulo, contrapesando el movimiento irregular del resto del cuerpo y el de sus sentimientos. Pega una chupada al cigarrillo tirando el humo por la nariz y alza las cejas con gesto displicente.
Me apenaba verle más tarde, sentados en el bordillo de la acera, mientras el sol caía tras los barracones, esa sonrisa enmarcada por la melancolía y la mirada perdida tras las cosas. Era como un niño a quién le hubieran robado en un descuido la felicidad.
Se le humedecían los ojos cuando me contaba cómo miles y miles de colegas se acercaron hasta la estación de Chamartín para despedirle entre abrazos y vítores. No daba abasto con tanto achuchón jeje. Y cuando se le ahoga la risa, se queda mirando al suelo y una calada ilumina apenas un rictus burlón que cuelga de su sonrisa.
Es triste verle rebuscar distraídamente esa carta que nunca llega, de alguien que parece no existir, día tras día, y simular al instante que no le importa: “Buá!, verle crear su escaparate de suficiencia, y saberle tan vulnerable, tan perdido.
En fin, ahí está otra vez.
- Hola tronco, ¿tengo carta?
- No me he fijado. Mira tú a ver.


jueves, 2 de junio de 2011

La memoria de Célula

¿Qué habría dicho Newton si alguien le hubiese hablado de la Teoría de la Relatividad de Einstein o de que hay partículas subatómicas cuyo comportamiento es contrario a la intuición humana? Y sin embargo, el tiempo, el trabajo, el experimento dirigido por teorías acertadas por muy extrañas que en un principio parezcan y la fe inquebrantable en una idea que se bate en desigual batalla contra la corriente científica del momento ha conseguido que la Humanidad avanzara hasta altas cotas de conocimiento.

En eso estaba pensando Célula, y sobre la opinión que de su memoria tienen el 99,99(...)99% de los científicos. Estaba ofendida e indignada. Una célula, cuando nace, puede convertirse en casi cualquier cosa, almacenando en su crecimiento, íntimamente unida a otras, toda la memoria que se supone sólo conservan las células cerebrales. La memoria de un ser está en todas y cada una de sus partes. Por lo tanto, la memoria colectiva universal, está en todos y cada uno de los seres que la componen, animados e inanimados. Esta teoría, tan revolucionaria como absurda para la mayoría, es uno de los grandes secretos a voces del Universo.

Quizás algún día, en algún tiempo, todos compartamos esta verdad.

Quizás algún día, en ningún tiempo, consigamos descubrirla en nuestro interior.

Por lo pronto, a Célula no le preocupa que se ignore su sabiduría. La vida está tan llena de misterios como la muerte. Y lo único que hacen los humanos es sorprenderse de su poder, continua, constantemente. Y de su propia ignorancia, constante, continuamente.

viernes, 27 de mayo de 2011

A la deriva

Por enésima vez. Sin rumbo fijo, sin viento a favor cuando no sabes hacia dónde te diriges.

Destrozado, como las velas en el mástil tras la tormenta inmisericorde. ¿Recuerdas el juego cuando no eras más que un niño? "Coge tu regalo de la caja" Y cuando acercas la mano juegan a cerrarte la tapa. Retiras la mano una, dos veces y todos rien. A muchos les han dejado coger el regalo al final, cuando los bromistas empiezan a aburrirse de la angustia ajena. Displicentes. A tí te pillaron las uñas del índice... y del corazón.

A lo largo de la vida siguieron apareciendo en tu escenario los mismos personajes burlones: jefes, falsos amigos, chicas, falsos amores. Depredadores rondando a tu alrededor, desgajando una a una... las esperanzas, una a una... las ilusiones. Huelen la sangre, se intercambian miradas cómplices, uno se agacha tras de ti y el otro te empuja para que muerdas el polvo. Tu mejor cita... bajo la farola, bajo las estrellas, bajo la decepción que llovía a cántaros aquella noche, sobre aquel ensordecedor silencio, mientras esperabas, mientras jamás llegaba.

Y siguió lloviendo en tu vida... ¡tanto!... que ondeas sobre las aguas, exhausto, sobre un frágil bote de asfixiantes siemprenadas. Ahora únicamente quieres estar sólo. Donde nadie puede herirte. Pero, también, donde nadie puede salvarte.

viernes, 20 de mayo de 2011

Los seres de Sombra

Le venía a la mente aquella noche en la que se fue la luz de la ciudad.

En su casa, en el comedor, con sus padres y sus hermanos, a oscuras, escuchando los ruidos que su madre provocaba mientras buscaba la vela en el último cajón del aparador, previsoramente guardado junto a una caja de cerillas. El reconocido ras-ras del fósforo contra la lija y la luz que se apodera temblorosamente de la estancia. De repente un universo sorprendente y sorprendido se revela ante sus ojos, seres que se asoman y se esconden, pillados en plena evolución, en su devenir por la otra dimensión, huyendo envueltos en penumbras como capas o ropajes tejidos de sombras.

Era entonces una niña y su toma de contacto con lo desconocido sólo acababa de empezar.  Muchos años después, su búsqueda continuaba, y entre el espeso ramaje, con escasa iluminación, volvió a verles. Descubrió que no se mostraban a la mirada directa, que sólo permitían ser vistos por el rabillo del ojo, donde los bastoncillos largos mantenían vibrando migajas de luz. Que desaparecían tras los árboles en cuanto la luz les hería el rostro o la levedad de su piel evanescente. Emocionada, permaneció quieta, quieto el farol, y tras un instante de incertidumbre, las sombras se movieron a su derecha, a su izquierda. Notó sus suaves manos rodeándole los brazos, su tacto de humo y niebla.  Y notó cómo tiraban de ella, con cuidado, hasta que dividieron su cuerpo que estalló en millones de pavesas que iluminaron la noche como el día. Y desapareció. Sólo quedó el farol consumiéndose, en mitad del bosque, como testigo mudo, como pálido recuerdo de una larga búsqueda acabada.


Algunos se preguntan qué hay en las otras dimensiones. Esa pregunta presupone la existencia de más de tres. En el colegio ya me hablaban de la cuarta, el tiempo. La quinta, la sexta y la séptima para mí, no sé para determinados científicos y matemáticos, son un misterio y me permite especular y soñar. ¿Es el pensamiento otra dimensión? ¿Lo es el alma? ¿"Vive" algo o alguien en otras dimensiones? ¿Hay puertas que nos comunican con ellas? Sólo hay teorías, la de las supercuerdas intenta explicarlo todo. Pero al final creo que nos resulta tan difícil entender las tres en las que nos movemos, amamos y ¿morimos? que ¿para qué complicar aún más lo incomprensible?
Por cierto, los seres de las sombras devolvieron a nuestra protagonista a su mundo porque ni la entendían ni la soportaban. Amaneció llorando junto a su farol consumido y jamás volvieron a aprovechar sus bastoncillos para visitarla en las noches sin luna.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Baño de sangre

Estaba desconcertado, en medio de la nada, tambaleándose, las alas maltrechas, resquebrajadas. La planta de los pies heridos por los guijarros del camino. Un cielo tormentoso cerniéndose sobre su cabeza. Los truenos ensordeciendo la bóveda celeste. Y se detuvo. Se irguió inestable, débil, alzando los brazos y mirando las ocultas estrellas con ojos repletos de lágrimas blancas.

No salió el grito de su garganta. De su boca brutalmente abierta solo surgió un gemido que resonó como un arañazo en la nuca. Del cielo cayó la lluvia, espesa y roja, cayó el lamento inacabable de todos los inocentes que murieron a manos de la iniquidad y la rabia surgida del miedo. Y él la notó arder en su cuerpo como si fuera suya, como si le hubieran abierto la garganta al mundo y su sangre cayera sobre él en cascada, venciendo sus rodillas con el peso de la lluvia. No podía luchar más, había perdido la fe en su propósito, porque la tarea era inmensa, imposible incluso para un ángel. Él ya no estaba convencido de poder salvar a la Humanidad de su inevitable destino...



Texto inspirado en este genial, a la par que brutal, dibujo de mi hija Alicia. ¡Eres la leche hija mía! Eres toda arte esparcido por la Rosa de los Vientos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Dormido

Siempre me han gustado los juguetes, son como llaves que abren puertas a otras dimensiones. Arcos y flechas, compañías enteras de diminutos soldaditos de plástico sobre la superficie de cemento del deslunado, dispuestos en formación para la batalla, alineados para cruzar un proceloso río que serpenteaba desde la boca de la manguera hasta el sumidero. Bosques, selvas escabrosas domesticadas en macetas de barro, que aguardaban sobre platos embarrados la destrucción y el fuego.

He visto disfrutar a tantos niños de sus juguetes, he disfrutado yo mismo tanto jugando, que a estas alturas de mi existencia, ¡no puedo soportar más, ni que me confundan con un juguete cualquiera, ni que me llamen "payasitooooooooo"!




Interpretación A: Si se observa detenidamente, la carita del osito no es la de un peluche normal. Hay cierto rasgo maligno en sus ojos y un suave retorcimiento en su boca. Se burla del payaso desde su posición de privilegio en los brazos del niño. El payaso parece querer defender su estatus.
Interpretación B: El niño se hace el dormido para coger al payaso en un renuncio. Uno de los ojos del osito es una cámara de vídeo. Mostrará a sus progenitores la grabación en la que el payaso blande el cuchillo con intención de herirle. Así los padres no podrán negar la evidencia y le creerán.
Interpretación C:¡Pero si no es más que un jodido dibujo, hostias!
Interpretación D: 
Interpretación E: ¿A dónde coño ha ido a parar la interpretación D?
Interpretación B: Dejad de interpretar o no podré grabar al puñetero payaso de miiiiiiierda.
Interpretación F: Mierda lo serás tú, interpretación B. Tú, y tu puta interpretación. Además, nunca conseguirás pruebas. ¡El payaso está avisado y el cuchillo es de goma!
Interpretación B: ¿Y para esto le ha arrancado un ojo al osito el cabrón del niñito?
Interpretación X: Detrás de las estrellas, agazapadas en lo más oscuro de la noche cósmica, miles de naves hostiles esperan a que el niño se duerma para atacar y conquistar la Tierra. Pero el payaso está listo para detener la invasión y defender el sueño del niño.
Interpretación G: jeje.
Interpretación Z: ¡O no! ¡La interpretación D me ha apuñalado la espalda! ¡Japut.......!

martes, 10 de mayo de 2011

La cita

Caía el sol como una bola de lava resbalando por las faldas de una diosa. De pie, desnuda, jugando con el agua que le llegaba hasta la cintura, aguardaba tranquilamente la llegada de su antagonista, algo inimaginable antaño. 

Ya veía a lo lejos las ondas que provocaba en la superficie y que delataban su presencia. Venía reptando, con los ojos brillantes asomando sobre el agua, de la que arañaba reflejos aceitosos la moribunda luz del crepúsculo. Ella apartó lentamente el cabello de su frente y centró su mirada en el monstruo. Sólo tendría un instante. ¿Tomaría la decisión correcta? 

El ritmo de su respiración se aceleraba al ritmo de la oscuridad. Y la oscuridad empezaba a ser la dueña del mundo. Y el mundo parecía no tener dueño ni futuro.


domingo, 8 de mayo de 2011

Rebelión

Ella era la primera. El heraldo, la pionera, la que avisa. Detrás de ella vendrán muchos más. Y les llamarán Legión. Víctimas de la civilización más cruel y sanguinaria que ha existido sobre la faz de la Tierra. Muertos, masacrados, exterminados y no sepultados, seres antaño vivos. El siguiente eslabón evolutivo, la simbiosis entre lo vivo y lo inanimado, la fusión química inverosímil, inexplicable.

La rebelión ha comenzado, una Alianza asombrosa. Los enemigos de mis enemigos... Y será terrible, escalofriante.

Y el Final tuvo una vez un comienzo... del que ya no hay Retorno.

jueves, 5 de mayo de 2011

El Esperando

Se eleva o rebaja, según se mire, a tiempo verbal. Deja de ser un ser humano para transformarse en un ente, una entelequia, algo completamente irreal. Quien espera, y espera y espera se va disolviendo en el espacio que está, aunque ande y se traslade, aunque hable o sueñe, aunque abra todos los días el buzón, vacío de cartas de amor, y cabecée en silencio, y le inunde una tristeza infinita.

Pero su fe es irreductible, la esperanza siempre arde en su pecho. El Esperando carece de género y de capacidad para ver la verdad. Por eso sigue dejándose girones de piel por las calles que anda, por las tiendas que pisa, por las playas que pasea. 

Por eso, sigue sin darse cuenta de los girones de corazón que le quedan prendidos en cada foto atiborrada de recuerdos, en cada mirada soñadora que a través de los visillos dirige a las parejas que se abrazan bajo la lluvia. 

El Esperando se va desvaneciendo como un fantasma por las estancias de su casa, se va volviendo invisible para los demás, que dejan de saludarle en el ascensor, que dejan de tocarle, de mirarle. 

El Esperando ha desaparecido del mundo oficialmente mucho tiempo antes de que haya desaparecido para sí mismo. 

Quizás el Esperando no exista, porque nunca haya existido: un insustancial sustantivo. O quizás, todos seamos o hayamos sido durante algún tiempo de nuestra vida... un triste y patético Esperando.



lunes, 2 de mayo de 2011

MARGINADO

Se dijo: "¡Es la hora de arrancar la hiedra que ata mis piernas! ¡La hora de dejar de esconderse tras los juguetes que acompañaron mi infancia!" Y desde lo alto del montículo miró las luces titilantes del pueblo donde vino a este mundo.

Parido sobre un montón de paja, la sangre rebozada de excrementos le cubría la mayor parte del cuerpo, pero esa circunstancia no ocultó su aspecto. Fue criado por una bruja encovada que le alimentó como a un animal, arrojándole la comida a un rincón apartado de la lumbre. Supo vivir al margen del mundo, rodeado de amigos no humanos, que le ofrecieron lealtad y compañía.

Pero ahora, ha tomado una decisión. Entrará andando al pueblo, se plantará en la Plaza Central, se golpeará el pecho hasta arrancarse la piel y aullará, aullará, aullará. Mostrará sus dientes a la luna chascando las mandíbulas para que el golpe de sus muelas ahuyenten los malos espíritus.

Después, está seguro de que todos comprenderán que nunca debió estar lejos de ellos, que son su gente. Le abrazarán como a un hijo pródigo, y por fín llorará por algo que no será dolor. ¡Escuchad el canto de los lobos y el ladrido de los chacales! ¡Ha llegado la hora del REENCUENTRO!



-Sí, yo soy la rata, la culpable de que este imbécil quiera volver al pueblo. A mí me engañó un estafador que resoplaba sin ningún ritmo una flauta oxidada. Me sacó de mi acogedora casa junto a mi familia y a otras miles de incautas. Él será mi venganza ñicñicñicñic.
-Y yo soy el osito. ¡Cómo le agradezco ésto a la rata! Estoy hasta los pespuntes de que este guarro se limpie los mocos en mi estómago... ¡y lo que no son los mocos! puaggggg
-Y yo soy el montículo. ¡Al fin dejará este... animal de restregarse el culo en mi cara... ugggggg... ¿o no?

domingo, 1 de mayo de 2011

Corazón roto

¿Porqué creemos que tenemos un sólo cerebro? Tenemos otro en el estómago, que nos susurra consejos, que nos grita cuando nos empeñamos en cometer el error de nuestra vida. Otro en las piernas, cuando nos dicen al aflojarse que el lugar al que nos dirigimos no es el nuestro. Y combatimos contra el mundo con ellos de nuestra parte.

Pero ¡ay! sin embargo, y a pesar de todo, sólo tenemos un corazón, que aún no siendo el cuarto cerebro ¡cuánto se lleva de nosotros cuando tenemos que abandonarlo, roto, en cualquier desvío del camino!

Y a partir de ese momento las piernas ya no tiemblan, ni el estómago te avisa, ni tus neuronas se dan la mano para hacerte ver que lo importante de tu vida, lo acabas de abandonar en una tumba cualquiera, de un abandonado y perdido cementerio de amor.



En la taberna, rodeado de amigos, insistió:
-¡Os lo aseguro, yo ví a aquella vieja rondando por entre las cruces, levantando lápidas, arañando tierra, desenterrando ataúdes de corazones, mirándolos uno a uno a la luz de la luna con ojos febriles! ¿Qué buscaba? ¿Reconocer quizás a uno de entre tantos? ¿Sólo uno entre miles? Quizás aquél que le rompió a algún loco que se enamoró de ella y que resultó ser el único que la amó. Quizás el suyo propio. Amigos, es demasiado frío el viento cuando atraviesa el hueco donde una vez hubo un corazón lleno de esperanza.
Todos le miraban absortos y de pronto una cacofónica sarta de carcajadas les hizo girarse lentamente. Venían de un rincón en penumbra. Una anciana desdentada levantaba un vaso ensangrentado hacia ellos:
-¡A vuestra salud atajo de idiotas! ¡jajajajajaj!
Y se bebió hasta la última gota de zumo de corazón.... ¡ahhhhhhhhhhhhhhhh!

jueves, 28 de abril de 2011

DESESPERACIÓN

¿Cuántas cosas hacemos por desesperación? ¿Quizá tantas como las que no hacemos? Somos innumerables realidades diferentes conviviendo en una. Cómo nos vemos..., cómo nos ven..., ¿Cuántos millones de unidades de información viajan en una mirada?

En la suya brillaban miríadas de mensajes dirigidos a lo más profundo de mi corazón... y lo acariciaban. Ella hacía que sus latidos sonaran estruendosamente en el cielo de los enamorados, y sólo su nombre derribaba más murallas en mí que las Trompetas de Jericó. Pero eso pasó.

Otra mirada reemplazó la mía, otra tomó las torretas de sus ojos y los puentes de sus manos, otra invadió el castillo de mi amada y transmutó su alma en una suerte de nitrógeno líquido que poblaron sus lacrimales.

No lo sé. No sé si la sangre es suya. No sé si es mía. Sé que no es de los dos porque se habría transformado en una rosa tan bella como efímera. Y sé que todo ha acabado.

Me miro en el espejo, y no me veo real, veo únicamente mis manos manchadas por la sangre de todas las cosas que quisiera matar de mi vida...





Inspirado en el dibujo de Alicia Tamarit, my daughter amantísima. ¡Fantástico!

martes, 26 de abril de 2011

Centamor

"Hubo una Era más allá del Crepúsculo de los Tiempos

En la que los Seres Mitológicos sólo eran un recuerdo.

Innumerables historias de Épicas Batallas dormían

en los sueños más Terríbles e Inconsolables de los niños.

La Muy Trágica leyenda del Centamor, recorría

los valles y las gargantas, los acantilados y los lagos.

El Gran Héroe semihumano perdió su Gran Amor

en Singular batalla con su Invicto y cruel Enemigo.

Nunca se le volvió a ver cabalgando las estepas,

y el eco de su galope se perdió una noche para siempre

en las brumosas Montañas de la Lluvia Eterna."





-No sé que pasa. ¿Ella está muerta?
-¿Que no lo ves, pavo?
-No lo parece, tiene un buen color de cara.
-Serás tonto. Sólo tienes que fijarte en la mirada perdida del Centamor. No tiene esperanzas, sabe que ha perdido y que ya no hay nada para él.
-¿Pero qué ha pasado?
-Joooooder. Pues que el Enemigo ha matado a su xati.
-¿El Enemigo?
-Síiiiiiiiiiiii.
-¿Y quién es? ¿Porqué no sale ahí?
-Porque no.
-Y lo de la espalda, ¿es un tatu?
-¿Un tatu? TU TÍA.
-No sé.
-¿Sabes que te digo colega?
-Á-á
-Da igual, no importa. Pero no pares, sigue comiéndome los piojos.

domingo, 24 de abril de 2011

Baño inesperado

De pronto estás ahí, no sabes bien porqué, vahos de vapor ascendiendo desde tus pies. Desconcertada por la intensidad de la luz parpadeas una y otra vez, te haces sombra con la mano frunciendo el ceño. 


Quieres ver, pero es como estar en medio de un desierto. Te das cuenta de que estás en medio de un camino pedregoso, árido. 

El sol raja las piedras y quema los arbustos ennegrecidos. Las piernas te tiemblan y quieres sentarte a la sombra, pero no hay sombra. Los labios agrietados gritan ¡agua! Y de pronto te das cuenta: no se trata de tu cuerpo, la agonía que sientes, la angustia está en tu alma. Ella es la sedienta, la perdida. 

Cierras los ojos y ves su rostro, sus ojos de agua brillando amorosos, sus orejas alzándose de alegría al verte, el rabo moviéndose de un lado a otro incansable. Te creas la ilusión de que ha vuelto y por un momento te envuelve la sensación de que tu alma se toma un descanso. Un baño de felicidad inesperado y fugaz. Después, abres el visillo de la ventana y miras al otro lado. Pero al otro lado sigue habiendo... nada.



P.D.: ¡Toc,toc! ¿Es éste El Arca de Raúl? ¿o son los jodidos "miserables" de Victor Hugo? Porque si es así... ¡ME LARGO! ¡BYEBYE! ¡GUTENABEN!

viernes, 22 de abril de 2011

ESFINGE

"¡Mirad a vuestro alrededor! ¡Cuánta falsedad, cuánta hipocresía! ¿Sinceridad, sinceros? Qué hueras palabras.

Puede que seamos seres de otro planeta, ¡já! probablemente. Extraterrestres que imitamos la forma de hablar, comportarnos, sentir y vivir de un ser humano, y así siglo tras siglo hemos olvidado lo que realmente somos. Imitamos lo que se supone que ha de sentirse en momentos clave del transcurrir humano: imitamos pena ante la muerte de un ser cercano (¿querido?), imitamos la risa rodeados de otros seres que rien. Gestualizamos, sonreimos, tocamos, deambulamos como ellos. ¡Miráos a vosotros mismos ahora! ¿Qué véis? ¿Con qué fenómeno o sentimiento os identificáis? ¿No os dáis cuenta de que nooooo sabéis qué coño es una emoción? ¡Sed vosotros mismos! Liberaos de las cadenas de los sentimientos fingidos. No hagáis por más tiempo real la máxima: ES..., luego FINGE."



"Y cuando algún ser de esos, de esos a los que imitamos nos pregunte: ¿qué tal estás?, digamos la verdad, y cuando nos pregunten ¿cuántos años tienes? digamos la verdad, y cuando nos pregunten ¿me amas? ¡Digamos la verdad!: NO LO SÉ JODEEEEEERRRRRRR, ¿ES QUE NO VES QUE SOY UN PUTO EXTRATERRESTRE, COOOÑÑÑÑOOOOO?"

jueves, 21 de abril de 2011

CHILLIDO

Siempre nos sorprenderá la muerte en vida. Bueno, la Muerte siempre sorprende, aunque se espere durante mucho tiempo. ¿Pero porqué la Muerte está tan viva? ¿Porqué  sentimos taaaaanta vida a nuestro alrededor mientras caminamos en la penumbra de un cementerio, entre tumbas? ¿Es vida lo que sentimos o la muerte en carne viva? 

Otra vez la fusión, otra vez la con-fusión, de nuevo la difusa línea entre opuestos, donde los extremos se abrazan. Se aleja la primera luz en nuestra memoria y la sustituye la última, quizás la más intensa y cegadora si hubiera ojos que miraran. Se aleja el origen en la memoria como los pies se alejan de nosotros a medida que crecemos. Que no te coja la Muerte Viva, que no te coja la Muerte vivo. Antes... la Vida.

miércoles, 20 de abril de 2011

Ovonovo

Las preguntas eternas: de dónde venimos, a dónde vamos. ¿Qué fué antes mi huevo o tu gallina? Esto queda patente en la sabiduría popular de un pueblo que cuando los vecinos se cruzan le pregunta uno a otro: ¿De dónde vienes? y le contesta: De ahí vengooo. y la otra.¿y tú? ¿Adónde vas? y le contesta la una: Allá voyyy. El enigma flota en el aire. 

Tenemos formas complejísimas de venir a este mundo. A veces resulta imposible llegar. Los proyectiles almáticos disparados desde el mundo espiritual no siempre aciertan en la diana del mundo físico y vuelven sacudiéndose las alas consternados. Pero cuando aciertan, cuando un alma hace blanco en un cuerpo viable y abrimos con manos trémulas las puertas de este lado, vemos la luz con ojos incrédulos, sin ser conscientes del envoltorio que la suerte o el destino ha escogido para nosotros.

domingo, 17 de abril de 2011

Apoyo

Nos apoyamos cuando creemos que necesitamos ayuda. Cuándo necesitamos ayuda es un criterio muy subjetivo que a unos les lleva a la recuperación, al asentamiento espiritual y a otros a la desmembración, a la desestructuración de su ser si el apoyo es en exceso. "Se apoyó en mí, pero mi impulso era muy fuerte y ella ni despegó sus pies de la tierra ni desenganchó sus manos de mis alas" Y el cielo se apoya en la tierra, y la tierra en el magma más profundo, donde reside el pozo de almas de la Humanidad. Un apoyo despresurizado que permite el vuelo colectivo. Lo contrario es ruptura cósmica. Esa es mi opinión. Ahora. Pero bueno, si esta no os gusta, como decía Marx (no Carlos), tengo otras... ujú.


¡Jas! Es un muy buen ejemplo de un dibujo ¿inacabado? ;-D

sábado, 16 de abril de 2011

Alfa y Omega

El pasado se retuerce compulsivamente bajo las pisadas del presente, las cadenas rodantes e implacables de los panzers aplastando a la caballería polaca, todo un símbolo de heroísmo y de fútil resistencia ante lo inevitable. La luz renace y hiere mortalmente una y otra vez a la oscuridad. Pero nada es definitivo, nada es en realidad un principio o un final. Porque simplemente somos insignificantes partes de lo mismo, de la misma materia, de la misma energía. Por lo tanto, ¿hay un comienzo? Y si no lo hay, ¿qué significado tendría la muerte? Me estoy fijando, no en quién hunde el arma, no en quién recibe su pócima de dolor y tránsito. Me fijo en la misma lanza, la que une el hoy con el mañana, la que es camino de encuentro y motor de eternidad.

viernes, 15 de abril de 2011

Bebequiler

La madre acunaba a su bebé susurrándole canciones al oído. Pero el niño solo dejaba de llorar cuando ella se cansaba de cantar antiguas melodías infantiles. Entonces, cuando el niño se dormía emitiendo carraspeos de viejo, ella lloraba en silencio.

Su bebé rompía los móviles de animalitos revoloteando sobre su cabeza, despreciaba la leche que goteaba de los pechos de su madre y lamía con salvaje deleite las pequeñas gotas de vino que su padre salpicaba sobre la mesa al servirse durante la comida. Nada de juguetes convencionales, nada de compañia de otros bebés, nada de mimos ni carantoñas. Escupía los potitos, vomitaba los jarabes, sacaba con sus propias pequeñas manitas puñados de caca remansada en su pañal y dibujaba con ella en las paredes de su cuarto, poniéndole bigotes malolientes a Campanilla, o gafas de mierda a Pluto. A nadie le cupo duda de que era un niño especial. Y menos aún a su aterrorizada mamá...

jueves, 14 de abril de 2011

Cagalien

Es un proceso, si si un proceso laaaaargo.

Son, desde hace muchos años, muchas conversaciones con amigos, conocidos y extraños sobre la verdadera naturaleza de lo "extraterrestre". Al final, la conclusión de tantas sesudas sesiones es: nooooormalidad. Ellos deben ser noooooormales, tanto como cualquiera de nosotros, mássss incluso que nosotros, es más, tan como nosotros que NO creo que haya diferencia ninguna entre un extraterrestre en actitud cotidiana y nosotros. Y si no, veamos esta imagen: ¿quién sería capaz de asegurar, con abbbbbsoluta seguridad, si esta imagen corresponde a un terrestre o no. ¿A que es imposible distinguirnos? jajuja

martes, 12 de abril de 2011

Siguen al acecho...

Noooooo, este no es un monográfico de lobosss. Es solo una coincidencia, lo prometo. Una mañana de domingo se le ocurrió a Alicia, mi hija, dibujar una escena de "caza": una muchacha atacada en el bosque por los lobos. Terrible situación. Pero aún lo es más si la chica intenta salir de una grieta en la frágil capa de hielo que cubre el lago. 

Los lobos se acercan a ella con precaución, desconcertados por la ausencia de olor en la piel de la chica, cubierta de escarcha, pálida como los labios de un cadáver, el cuerpo humeante, rodeado de vapor caliente que huye presuroso hacia el cielo más gris que pueda imaginarse. 

Y sin embargo, una atmósfera especial envuelve la escena. Una serie de preguntas resbalan sobre la nieve embarrada por las pezuñas. La actitud de los lobos ¿es de amenaza? No me parece eso. Da la impresión de que se acercan a ella curiosos, pero no hambrientos, expectantes, esperando quizás un gesto de la joven, una orden. Quizás no sean ellos el final de la vida para ella, sino la continuación. 

¿La ayudarán cuidadosamente con sus potentes mandíbulas a salir del agua. Formarán un mágico y misterioso círculo a su alrededor para intentar reactivar la circulación de su sangre y recuperar el rubor de sus mejillas? Pero el misterio podría ir aún más allá. ¿Podrian ser ellos los que corren peligro? ¿Es ella realmente una amenaza para los lobos? 

Una dicotomía antigua como el tiempo: lo femenino/masculino, el fuerte vs el débil, el yin y el yan de la filosofía oriental. Lo somos todo... al mismo tiempo.

El dibujo tiene una fuerza descomunal, yo me limité a ponerle color con Photoshop como buenamente pude. ¡Un hurra por Alicia!




domingo, 10 de abril de 2011

Acecho

Bueno, el primer título ha resultado ser bastante lacónico. Pero suficientemente explícito para adentrarse en el misterio e inquietud que provocan un ruido de pasos a tus espaldas, una sombra fugaz e indefinible rondando a tu alrededor. La luz amarillenta de las farolas del parque iluminando tu cara, deslumbrándote y haciendo más difícil aún huir del angustioso sentimiento de que algo terrible está a punto de pasarte. Y el corazón galopa desbocado sobre un árido prado sin horizonte...


Sí, sí, es verdad, parece una versión lila de Caperucita Roja, pero ésta no es la niña que iba a ver a su abuelita, ni mucho menos y ¿quién sabe? igual le tiene guardada alguna sorpresita al ¿looooboooo?